¡A surfear se ha dicho! Si es que no quieres pasar el día yendo a recoger la tabla a la playa, amárrala a tu tobillo. Para ello, se utiliza un accesorio llamado “pita” o “leash” que se consigue en cualquier tienda especializada. Comienza a remar en la zona espumosa. No olvides mantenerte mirando a tu alrededor para acostumbrarte a medir tiempos y distancias hasta que ya lo hagas de manera natural. Te conviene estar acostado sin ponerte demasiado adelante en la tabla para que no se hunda la punta, ni muy atrás, porque te dificultará el nado.
Cuando te sientas listo, dirígete hacia el lugar donde rompen las olas. Para llegar, debes atravesar la rompiente empujando el extremo de la tabla hacia abajo con las manos; así pasarás por debajo de las olas.
Para ponerte de pie, debes pasar de estar sentado sobre la tabla a la posición de pie de un salto rápido, tratando de caer con los dos pies a la vez (uno más adelante para darte estabilidad). Recuerda apoyar las manos de manera plana y no tomándote de los bordes. Te recomendamos mirar a otros surfistas siempre que puedas, te ayudará mucho a aprender.
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